jueves, 19 de febrero de 2015

AULA DE POESÍA OLULA EXTRAORDINARIA: GONZALO POZO OLLER. 9 de junio de 2014

Jaime Gil de Biedma decía que de «casi todo hace veinte años». Nuestros recuerdos son algo más recientes. No obstante, llevamos ya catorce años preparando el Aula de Poesía y cada año ponemos en ello el entusiasmo que adorna a toda actividad que se realiza por amor. No se engañen, no supone para nosotros en ningún caso una cita inoportuna y protocolaria. Detrás de ella simplemente hay grandes dosis de amor a la poesía y, aunque suponga una ingenuidad, la necesidad de mostrar a los alumnos que el saldo de la realidad escapa de los balances contables, que es posible encontrarla ajena al ruido mediático en los gestos más íntimos, en la mirada sorprendida que recala en la belleza de una metáfora con la cadencia del otoño y, por qué no, en el compromiso de quien toma conciencia y opta por elevar su voz con firmeza, a sabiendas de que detrás del silencio pueden reinar el miedo y la sumisión.

          El primer verso puede ser brillante.
          El final, sorprendente.
          Entre uno y otro debes estar tú.

          Nunca el silencio.

                                                 Javier Bozalongo

Nunca el silencio. Todos los años conspiramos contra el silencio gracias a la voz de los poetas que nos acompañan, a los poemas que depositamos en los buzones sin franqueo, a las lecturas en clase sin fechas en los calendarios, a los alumnos que nos dibujan los poemas que se nos antojaban tan solo palabras.

Sí. Todos los años el teléfono y el correo electrónico se convierten en un fiel amigo que nos acercan a los poetas y sus circunstancias. Al otro lado del auricular, su voz nos llega próxima, afable, agradecida y su agenda, siempre llena de viajes, de lecturas importantes, de presentaciones y tertulias, busca un hueco para nosotros en abril.

Así es como la poesía viaja hasta nosotros y la recibimos -como buenos anfitriones- cordiales y respetuosos, con la solemnidad de quien considera que se halla en un acto importante a pesar de la humildad que nos caracteriza o precisamente por ello.

Este año pasado, después de la maravillosa lectura de poemas de Raquel Lanseros, cuando los ecos de sus poemas aún resonaban, surgió la posibilidad de realizar una lectura de poemas extraordinaria. El poeta invitado no era otro que Gonzalo Pozo Oller, compañero y amigo. Gonzalo Pozo, como no podía ser de otro modo, quería un acto sencillo, para pocas personas. Conscientes de que no quería suponer una carga extra de trabajo para los compañeros, optamos por no hacerle caso. Gonzalo lo merecía.

Y así se fue gestando el Aula de Poesía de Gonzalo poco a poco. José Jiménez Oliver y Josefina Gascón Roldán escribieron la canción Héroe de rutina y musicalizaron algunos de los poemas de Gonzalo con la ayuda de Pedro Monteserín Ramos, Jesús Moreno Vergara y Rodrigo Polaino Franco; los alumnos Eva Herrero Flores, Patricia Aís Carmona, Clara Rubio Reche y Diego Ortigosa Cano dibujaron las ilustraciones del cuadernillo de poesía; los alumnos Agustín López Castellón y Estela González García realizaron el cartel del Aula con la ayuda y asesoramiento artístico de Odu Carmona; Gema López Cintas redactó el prólogo del cuadernillo y la presentación del acto; Ana Sevilla, en colaboración con algunas clases de 3º de E.S.O., se encargó de las “sábanas poéticas”; Gráficas Lucmar terminaba de editar el cuadernillo y Fotos Fábrega imprimía el cartel.

El mismo Gonzalo ayudaba a corregir los poemas definitivos del cuadernillo y daba el visto bueno a todo el trabajo el jueves 22 de mayo por la mañana. Su gesto evidenciaba alegría contenida y agradecimiento. Para él, estar en el I.E.S. Rosa Navarro había significado recuperar la pasión por enseñar. A pesar de su frágil salud, sus clases se habían convertido en el espacio propicio para el aprendizaje, la reflexión, el diálogo, la valoración crítica para evitar caer en las redes de la intransigencia, en las consignas colectivas por prescripción.

          No importa el momento, ni la realidad,
          somos nosotros mismos
          quienes ponemos las condiciones,
          quienes asumimos nuestra historia,
          y le damos sentido.

                                                 Gonzalo Pozo

Todo estaba ya dispuesto. Gonzalo leería algunos de los poemas recogidos en el cuadernillo y un par de artículos periodísticos; los alumnos asistirían a la lectura sorprendidos por la dimensión humana de Gonzalo, tan familiar y desconocida; las canciones llenarían de emoción el acto y al final a los que frenéticamente organizamos año tras año el Aula nos quedaría esa sensación  de que todo esto merece la pena, porque contribuye a la formación de los alumnos.

Insisto, todo estaba dispuesto, pero la vida -siempre tan impredecible- nos volvió a sobrecoger. El 24 de mayo, Gonzalo murió cuando paseaba por las calles de Tíjola. El presente cruel de sus poemas se mostraba con toda su crudeza. Por momentos nos sentimos atenazados, sin saber qué hacer... Estoy convencido de que si hubiésemos suspendido el Aula, habríamos traicionado la memoria de Gonzalo, su espíritu de lucha y compromiso y su vinculación con las ideas y las personas.

          Ahora solo importa vivir,
          soñar frente a los árboles,
          sentir el movimiento del mar
          y de las olas,
          sentirse amados
          y soñar,
          soñar despiertos
          para sentirse vivos,
          ajenos a la circunstancia presente.

                                                 Gonzalo Pozo

Ahora solo importaba celebrar el Aula de Poesía respetando su espíritu festivo y así fue. Las referencias a su muerte y a su ausencia fueron inevitables, pero por encima de todo disfrutamos de su poesía, la poesía de un gran hombre que nos acompañó con la grandeza de los más humildes.



JUAN JAVIER ORTIGOSA SERRANO
Olula del Río, 19 de febrero de 2015.


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